Caracas..

Caracas..
Ciudad de locos corazones..

viernes, 29 de julio de 2011

El Increible Caso, Parte III

 Elisabeth estaba próxima a cumplir 18 años, y al igual que el resto de sus hermanos, deseaba huir pronto del hogar paterno, de modo que comenzó a buscar oportunidades de empleo, de estas actividades y otras ella dejó algunas cartas a sus mas allegados amigos, quienes las habían conservado durante años después, y es por medio de estas que podemos conocer quién podría ser Elisabeth antes de su catastrofe personal.
Elisabeth ya había intentado huir de su casa, al menos tres veces antes de la mayoría de edad, pero las autoridades la frustraron sus intentos, y aun cuando ella expresaba los maltratos que sufría, las personas parecían no prestar atención, y ella comenzó a ser catalogada como una adolescente problema.

 El 28 de agosto de 1984, Josef le pidió a su hija ayuda, para cargar unos muebles desde el sótano, y ella le acompañó, una vez estuvieron ahí, su padre la golpeó hasta dejarla inconsciente, la esposó, la introdujo dentro de una habitación contigua, que había construido sin permisos del ayuntamiento, en la cual permaneció hasta el año 2008, sin la menor sospecha por parte de los vecinos, sin ser buscada, ni siquiera por su propia familia.

La habitación tenía escasos metros, sin ningún tipo de ventilación, ni ventanas. Al despertar Elisabeth había sido violada nuevamente, esta vez sin embargo había añadidura, ella permanecía esposada, y continuó de esta manera por al menos tres días, en los que josef bajaba regularmente para violarla y alimentarla, en un extraño rito que tenía ahora un itinerario, y lo que antes ocurría esporádicamente, comenzó a ser una práctica diaria. Algo lo suficientemente espantoso, como para sentir ganas de vomitar con solo leerlo..

Después de algunos días esposada, Elizabeth fue atada con una cadena que le permitía llegar hasta el baño y regresar a su cama, había una puerta de acero de 500 Kg que la separaba del mundo. Había muros más fuertes sobre ella que los levantados en aquel lugar: todo el juego de miedo que había creado Josef Fritzl sobre cada miembro de su familia, hubieran impedido cualquier acción de protección hacia ella. Elisabeth se vio forzada a escribir una carta a su madre, diciéndole que había huido con una secta, y que no quería que la buscaran, al ser mayor de edad, esta vez la policía no salió a localizarla para regresarla a su hogar.

Josef Fritzl violó mas de 3000 veces a su hija, durante 24 años, todo el tiempo en que la mantuvo secuestrada de manera sistemática y organizadamente, dentro de una habitación de 70 Metros cuadrados, sin ventilación, con una puerta de acero de media tonelada, que se activaba con un sistema de códigos.

Josef tuvo con Elisabeth siete hijos-nietos, tres de los cuales vivieron encerrados con su madre dentro del sótano, sin educación, sin asistencia médica, y si ningún tipo de protección, mientras presenciaron las violaciones contra su madre hasta 1992, época en la cual Josef decidió expandir la celda de su hija, y de los seres que habían sido producto de sus relaciones. Sus otros tres hijos sobrevivientes fueron llevados a la parte superior del hogar, donde fueron adoptados por Josef y su esposa, como propios, y su hijo menor, murió a las pocas horas de haber nacido, él fue incinerado en una chimenea del hogar.

Los hijos que fueron adoptados por Josef y Rosemary (los padres de Elisabeth), fueron depositados en la puerta del hogar familiar, con notas en las que Elisabeth le pedía a sus padres que se hicieran cargo de sus hijos, puesto que ella no podría mantenerlos. Estas notas fueron escritas por Elisabeth bajo amenazas de su padre. Rosemary acepto esta situación, y acogió uno a uno, los tres hijos de Josef y Elisabeth, que vivieron con ella, y que pudieron disfrutar de educación, y salud. Josef había volcado su extrema psicopatía sobre su hija, a quien “poseía” como una esclava sexual.

Elisabeth tuvo siete hijos, tres vivian con ella, tres vivían con sus padres, y el menor de sus hijos gemelos murió pocas horas después de su nacimiento, Elisabeth le rogó a Josef que lo llevara a algún hospital pero él se negó a hacerlo, cuando su pequeño bebé muere por negligencia, su cuerpo fue depositado en una caldera, y fue incinerado por Josef Fritzl.

En un edificio atestado de familias que le alquilaban departamentos y habitaciones a los adinerados Fritzls, personas de todas las edades que vivían en la residencia. En las narices de una urbanización entera, de una ciudad y en medio de unos de los países mas desarrollados del mundo, y con la excusa de haber huido a una secta, Josef Fritzl logró arrancarle la vida a su propia hija, y nadie se lo impidió. Ni la madre, ni los 5 hermanos de Elisabeth, ni sus amigos, ni sus tíos o primos. Nadie pudo rescatarla de su tormento, el cual padeció por 24 largos años.

3 comentarios:

  1. Esta como fuerte la cosa. Hay varios casos asi que se han descubierto y quien sabe, seguro habra otros en proceso =S.

    Un abrazo y sigue escribiendo...

    ResponderEliminar
  2. Asombroso caso.

    Me recuerda a otro de una familia francesa truculenta. Había dos hermanos varones que eran los dictadores de la casa. Violaban a su hermana, la dejaban embarazada y cuando tenía el niño lo mataban y lo enterraban en el jardín de la casa. Además los hermanos varones ataban un carruaje a su padre y le hacían tirar de él, como si fuera un caballo. Te hablo de Francia, años 90.

    ResponderEliminar
  3. Investigaré de eso.. hay personas que nacen con una especie de maldad..

    ResponderEliminar

-Evite el uso de mayúsculas prolongadamente.
-Evite los agravios a los démás lectores
-Siéntase cómodo en decir lo que piensa y siente.